Durante la clase del 18 de marzo, procedimos a colorear y dotar de expresión a los dibujos esquemáticos que habíamos estado haciendo en las dos sesiones anteriores, y es que en cierto momento, surgió la idea de que nosotros dibujamos como nos han enseñado y nos cuesta mucho trabajo salirnos de esos cánones, y me llamó la atención, por lo que he decidido profundizar algo más en esa idea.
Para empezar, es esencial recalcar el efecto que tiene la enseñanza del arte, puesto que, como hemos visto en otras sesiones, los dibujos son uno de los principales medios de comunicación de los niños, pero independientemente de esto, el enseñarles a ser expresivos mediante la libre experimentación permite que desarrollen y aprovechen las diversas potencialidades y habilidades en ambos hemisferios del cerebro. De este modo el colegio no solo les enseña a ser productivos, sino también promueve que la mente esté sana, feliz y que pueda ser eficaz en el compromiso social y personal. (Barbero Franco, A. M., Caeiro Rodríguez, M., da Silva López, A., García Cuesta, J., González Menéndez, A., Muñiz De La Arena, A., Torres Pérez, A., & Andueza Olmedo, M. 2016).
Sin embargo, si tan esencial es promover la expresividad, ¿por qué se nos enseña desde Primaria a imitar otros modelos? Yo personalmente, en mis cuadernos y ejercicios de plástica, siempre se nos daba una imagen de referencia y nosotros teníamos que imitarla. Esto es lo que González Mena considera como arte de encaje. La historia del arte ha estado profundamente marcada por esta manera de reproducir arte imitando las obras maestras: desde la época clásica el artista no ha podido sustraerse de imitar las obras de sus antecesores ya que, el hecho de entrar como aprendiz en un taller implicaba aprender las formas plásticas del maestro (González Mena, M. A. 1995). Pero es necesario decir que, en la realidad, los imitadores nunca llegan a la fama; únicamente los artistas o artesanos.
En nuestras aulas, debemos impulsar la creación en vez de la imitación. Se cree que la creatividad es una característica reservada a personas con una preparación intelectual previa, pero la innovación creativa en el arte, al estar más relacionada con los sentimientos que con la razón, cualquier individuo puede llegar a ser expresivo; únicamente se han de enseñar esas habilidades y promover su utilización en los colegios.
Los niños tienen una capacidad innata para la creatividad, pero la van perdiendo con los años en base a cómo le enseñan a reproducir el arte y no a crearlo. Si esa capacidad la promovemos desde un inicio, posiblemente habría muchos más artistas en la sociedad, sin embargo, las escuelas le dan un mayor valor a las enseñanzas instrumentales, lo que inconscientemente suscita al alumno a que le dedique mayor tiempo a Lengua o Matemáticas, porque consideren que son más importantes, que no al arte. No todas las personas pueden ser médicos, ingenieros o abogados. Tiene que haber personas que también se dediquen al arte porque también son un gran motor de la sociedad: detrás del logo de una gran empresa, hubo un diseñador gráfico que le dio su característica imagen, al igual que el ocio en nuestra sociedad ha estado siempre fuertemente ligado al arte: música, películas, museos…
Definitivamente, al igual que en el taller nos dejamos llevar por nuestra vena expresiva, eso debemos impulsar a que hagan nuestros alumnos: no podemos evaluar y calificar sus dibujos en base a nuestro propio criterio estético, sino que debemos dejar que se expresen y comuniquen sus inquietudes y sus emociones mediante el arte. De este modo, no solo estaremos educando a futuros adultos funcionales, sino que también estaremos fomentando que sean creativos. No son habilidades que se contradigan entre sí, sino que pueden y deben ser intercaladas.
- Referencias bibliográficas:
Barbero Franco, A. M, Caeiro Rodríguez, M, da Silva López, A, García Cuesta, J, González Menéndez, A, Muñiz De La Arena, A, Torres Pérez, A, & Andueza Olmedo, M. (2016). Didáctica de las Artes Plásticas y Visuales en Educación Infantil. UNIR.
González Mena, M. A. (1995). LA CREATIVIDAD Y LA IMITACIÓN EN EL ARTE DEL ENCAJE. Revista de Folklore, 15b (180).
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