El 10, 11 y 18 de marzo, dedicamos parte de la clase teórica y las clases prácticas a experimentar plásticamente con las expresiones corporales.
Primeramente, hablamos sobre las proporciones humanas y como el cuerpo de una persona adulta puede dividirse en 8 secciones del mismo tamaño, siendo la parte de las caderas el punto medio dentro del dibujo. Para poder practicar, lo que hicimos fue trabajar con este concepto situando lo que nosotros conocemos como monigotes en la plantilla que vemos a continuación.
También, cabe destacar que el motivo por el que en la primera fila hay letras en vez de dibujos, fue porque debíamos acostumbrarnos a dibujar y a trabajar en base a las proporciones dadas: primeramente, como podemos apreciar, son pequeñas porque el nivel de detalle es menor, pero como veremos según vamos avanzando en la actividad, el formato será cada vez mayor, teniéndonos que adaptar y habituar a trabajar a mayor escala.
El 11 de marzo, en la sesión práctica, comenzamos a trabajar a mayor nivel. Tuvimos más en cuenta las proporciones y cómo debían estar situadas para que los cuerpos parecieran más realistas: primero situábamos su cabeza, sus hombros y sus caderas y, posteriormente, dibujábamos el resto de articulaciones y las uníamos al cuerpo. Asimismo, esto no era lo único que debíamos hacer, sino que lo más importante era leer la imagen para poder situar los elementos en orden y relación con el resto. Mirábamos con cuidado la forma en la que se disponía el cuerpo y después, procedíamos con su dibujo. Disponíamos de un aproximado de dos minutos, siendo estos los resultados.
Por último, en la clase del 18 de marzo, procedimos a darles color y vida a los esqueletos que dibujamos la semana pasada. Para ello, tuvimos que llevar fotocopias de los dibujos que habíamos hecho en la anterior sesión y encima de la estructura ya existente, procedimos a colorear algunos dibujos centrándonos principalmente en la expresión: era necesario que nos trasladáramos mentalmente a los 7 años y que los coloreáramos con total libertad: debíamos olvidarnos completamente del realismo y dibujar tal y como nos sentíamos y en base a lo que queríamos simbolizar con cada uno de los dibujos.
Primeramente, le dábamos color y forma al cuerpo y, después, hacíamos el fondo. Los colores son alocados, pero van en relación con lo que a mí me transmitía la imagen original. Por otro lado, el fondo debía acompañar a las figuras y reforzar esos sentimientos que se querían transmitir, motivo por el que también es tan variopinto y estrambótico.
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